El siglo XVIII es el llamado siglo de oro de Murcia, cuando la ciudad adquiere su máximo esplendor. Murcia se mantuvo del lado de los Borbones en la Guerra de Sucesión y eso le reportó grandes mejoras urbanas y administrativas. Se acometen las obras del Puente Viejo, la Fachada Barroca de la Catedral, el Palacio Episcopal, así como un buen número de Casas Palacio, Monasterios, Conventos e Iglesias, con bellísimos retablos. Murcia conserva todavía en su casco antiguo la impronta barroca de aquellos días. Es la época de escultores de la talla de Francisco Salzillo, de su padre Nicolás, o de Roque López entre otros.
Durante el siglo XIX Murcia sufre muy directamente la inestabilidad provocada por la Guerra de la Independencia. En este siglo se implanta totalmente el alumbrado por gas y se inician edificios como el Ayuntamiento de Murcia y el Casino.