El Museo de la Catedral de Murcia

El claustro de la Catedral de Murcia es uno de los espacios más significativos del principal templo diocesano y que mayores transformaciones ha vivido a lo largo de la historia. Sus cuatro galerías góticas, cubiertas con bóvedas de crucería, envolvían el patio en torno al que se desarrollaba buena parte de la vida catedralicia. Fue lugar de culto y de enterramiento, ámbito para las reuniones capitulares y para el ensayo de músicos; en definitiva, tránsito de multitud de personas que se acercaban a la Iglesia Mayor para participar de su vida. Desde el siglo XVII al XX sufrió importantes parcelaciones en su estructura, conservándose íntegra, no obstante, una de las galerías medievales a la que se abren tres singulares capillas.

Fue precisamente en esa galería donde en 1957 se ubicó el Museo para albergar a modo de tesoro catedralicio diversas joyas del patrimonio pictórico y escultórico, así como ornamentos y piezas de orfebrería religiosa. A principios del siglo XXI se llevó a cabo una importante ampliación del espacio expositivo recuperando el trazado del antiguo claustro en una planta superior y haciendo que el recorrido transcurriera siguiendo las primitivas galerías.

Una interesante intervención permite contemplar a modo arqueológico la evolución del edificio en sus diferentes estratos, hasta llegar a la piedra de los restos de las arcadas góticas, dejando, incluso a la vista importantes pinturas murales que decoraron en origen el claustro.

Desde 2007 el Museo de la Catedral da lugar al asombro del visitante que recorre un lugar emblemático por su antigüedad en un moderno itinerario expositivo que explica los grandes hitos de la historia catedralicia. Adentrarse en este espacio permite contemplar singulares piezas del Trecento italiano, de Hernando de Llanos, el seguidor español de Leonardo da Vinci, de Luca Giordano o de Francisco Salzillo, entre otras muchas obras donde la belleza invita a descubrir el tesoro de la fe.